Restaurante Can Roca, el embrión de El Celler de Can Roca

Con este post no vamos a descubrir nada nuevo, ya que el Restaurante Can Roca tiene 46 años de vida, y sus propietarios Josep Roca y Montserrat Fontané hoy son conocidos por ser los padres de Joan, Josep y Jordi Roca, artífices de El Celler de Can Roca. Decía mi abuela materna que no quería morirse porque cada día aprendía algo nuevo. Hoy he recordado sus palabras al visitar por primera vez Can Roca.
En el año 1967 el matrimonio Roca-Fontané abrió un bar-casa de comidas en el barrio obrero Germans Sàbat – Taialà. Esto no fue por casualidad ya que ambos venían de familias de hosteleros, y además contaban con la yaya Angeleta, con su saber en la cocina atesorado durante varias generaciones. Más tarde, en el año 1986, sus hijos Joan y Josep, que habían cursado estudios en la Escuela de Hostelería Sant Narcís de Girona, pidieron permiso a sus padres para transformar un espacio de la empresa familiar en restaurante. Este fue el embrión del que hoy es el primer restaurante del mundo, El Celler de Can Roca. Actualmente situado a unos cien metros de éste, ocupa la Masía de Can Sunyer, aquí es donde Joan y Josep acompañados por su hermano pequeño Jordi han ido evolucionando hasta llegar al cenit de la gastronomía mundial.

El menú diario que ofrece Can Roca, pues no hay carta, se estructura en: una ensalada, cuatro primeros platos a escoger, cuatro segundos, postres a escoger, pan, agua y vino de la casa, por 10 euros. Según nos han informado podríamos acudir cada semana, de lunes a viernes, durante un mes, sin repetir un plato, a excepción de los platos históricos de la casa que se ofrecen según el día de la semana, como por ejemplo: calamares a la romana, los lunes; arroz a la cazuela, los jueves; o canelones los viernes.

Can Roca 2
En el que fue el primer Celler de Can Roca, los seniors de flavorcook acompañados de un matrimonio amigo, hemos podido comprobar las dotes culinarias de Montserrat Fontané al frente de los fogones del restaurante familiar. Los platos superan con creces las expectativas puestas antes del viaje:

  • Manda la tradición que, con el saludo de rigor, sirvan a los comensales una ensalada como entrante para hacer boca, de la que aquellos mortales criados en ciudad solo podemos probar en contadas ocasiones, sin lugar a dudas es la llamada de la tierra.
  • Exquisitas las patatas rellenas, crujientes en la envoltura y suaves en su interior.
  • Magníficos los garbanzos estofados a la catalana.
  • Un diez para los calamares a la romana. Qué rebozado!!. La envoltura es como la “puntilla” de los huevos fritos, ese dorado crujiente que aparece en el extremo de la clara cuando están en su punto.
  • El pato a la cazuela (muslo y contramuslo), cocinado con cebolla, pasas y piñones. Que recuerdos ancestrales!!.
  • El clásico bistec de ternera con pimientos y patatas, se redime por si solo.
  • Para acabar con un postre estival elaborado en casa, un más que correcto helado de chocolate o de limón. La textura y el sabor lo dice todo.

Montserrat Fontané, a sus 76 años, confesaba a La Vanguardia: “Cuando te despiertas y ves que te duele la espalda, las piernas y el día se presenta con dificultades, apetece mucho quedarse en la cama…, pero no hay que hacerlo. Si te detienes, pierdes la ilusión por vivir”. “Doy gracias por lo que el día de hoy me ha traído y deseo que para mañana no me falte la salud ni tampoco las ganas de trabajar para seguir ganando la batalla a la vejez”.

Quién pudiera tener un restaurante como Can Roca cerca de casa, desgraciadamente no se puede tener todo en la vida. Nos conformaremos en visitarlo de vez en cuando. Felicidades Montserrat y Josep.

Restaurante Can Roca
Carretera de Taialà, nº. 42
Girona
Salida Girona O (oeste) de la autopista AP-7
Tienen aparcamiento propio
Reservas: Tel.972 20 51 19

 

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