Hay elaboraciones culinarias que nos permiten aprovechar restos de otras comidas que anuncian a los cuatro vientos que hay que darles salida. Una muy buena opción es hacer unas sabrosas croquetas, y esto es lo que ocurre en la receta de hoy.
Un caldo casero que siempre es un gusto tenerlo en la nevera, unas acelgas hervidas que sobraron de las comidas diarias, unos huevos que aunque todavía frescos van pasando los días y la ‘carn d’olla’ del caldo anterior. Los ingredientes suficientes para elaborar unas ricas croquetas, en versión de aprovechamiento.
Ingredientes:
- 1 vaso de caldo casero
- 1 bol de ‘carn d’olla’ (pollo, cerdo y ternera)
- Acelgas hervidas
- 1 zanahoria
- 1 cebolla
- 4 champiñones
- 100ml de nata
- 1 paté de níscalos (en esta receta @xantarella)
- AOVE (en esta receta Picual @olisbargalló)
- Sal y pimienta
Para la bechamel:
- 250 ml. de bebida de soja
- 1 cda de harina
- 25 gr. mantequilla
- Nuez moscada molida
- Sal y pimienta
Para el rebozado de las croquetas:
- 1 huevo
- harina de arroz
- pan rallado
Preparación:
Cortamos la cebolla y la zanahoria bien pequeñas y las salteamos en una sartén con un poco de AOVE. Pasados unos minutos añadimos los champiñones también cortados bien pequeños y seguimos salteando.
Añadimos las acelgas bien cortadas, el paté y a continuación la carne desmenuzada. A mí personalmente me gusta que se noten los trozos al comer la croqueta, por lo que intento no desmenuzar la carne en exceso. Dejamos cocinar a fuego medio durante unos 10 minutos removiendo de vez en cuando.
Incorporamos la nata líquida y rehogamos junto con el resto de ingredientes. Pasados unos 5 minutos incorporamos el caldo y seguimos cocinando a fuego medio hasta que reduzca gran parte del líquido. Llegados a este punto apagamos el fuego y reservamos.
En un cazo derretimos la mantequilla a fuego lento, añadimos las cucharada de harina y rehogamos sin parar de remover. Es el momento crucial del roux. Agregamos la bebida de soja ligeramente caliente, sazonamos con sal, pimienta y nuez moscada al gusto. Removemos sin parar hasta que la salsa espese. Retiramos.
Calentamos la masa del día anterior e incorporamos la bechamel, removemos bien y seguimos con la cocción a fuego bajo/medio durante unos 10 minutos. Incorporamos la masa en una bandeja y la cubrimos con papel film, dejamos atemperar y terminamos de enfriar bien en el frigorífico durante un par de horas mínimo.
Es el momento de dar forma a las croquetas y rebozarlas en harina de arroz, huevo batido y pan rallado. ¡Sobretodo en este orden!
Horneamos en el horno precalentado a unos 180ºC. En mi caso tengo un horno antiguo y le falta ventilador, así que he puesto la parte superior e inferior. Durante la cocción he ido dando vueltas a las croquetas para que se fuesen dorando por todos los lados.
Y siendo unas croquetas poco habituales y de aprovechamiento… ¡no han quedado mal, no?