La Vall de Boí, situada en la comarca de la Alta Ribagorça en la provincia de Lleida, ocupa la cuenca del río Noguera de Tor. La Vall de Boí hoy se enfrenta a problemas derivados de la crisis, con la reducción del personal dedicado a potenciar los recursos naturales y del románico de la zona y al posible cierre del complejo hotelero Boi-Taüll Resort, en concurso de acreedores. Seamos razonables y potenciemos el turismo y la gastronomía de proximidat, tan necesarios para la supervivencia del país.
Es el municipio más extenso de la comarca, con las poblaciones de Barruera, Boí, Cardet, Cóll, Durro, Erill la Vall, Saraís y Taüll, el complejo residencial de El Pla de l’Ermita y el balneario de Caldes de Boí. Dentro del valle se encuentra parte del Parc Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici y la estación de esquí de Boi-Taüll Resort, donde poder disfrutar del esquí en la cota más alta de los Pirineos. La Vall de Boi al igual que sus subsidiarios Vall de Sant Nicolau y Vall de Sant Martí se formaron por la acción de un gran glaciar del cuaternario, dejando hoy en su recorrido pequeños lagos donde nacen los ríos Noguera de Tor y Sant Nicolau. Aquí se disfruta de un excelente entorno natural de vegetación variada, plagada de especies autóctonas. Gracias al Señor de Erill en los s.XI y XII se edificaron en la zona un gran número de iglesias románicas, ricamente decoradas y vestidas con un espléndido mobiliario litúrgico, que hoy le dan renombre. Estas fueron declaradas en el año 2.000 Patrimonio Mundial de la Humanidad (PMH) por la Unesco.
Ascendemos desde El Pont de Suert por la ctra. L-500 siguiendo el cauce del río Noguera de Tor llegando a Castilló de Tor, núcleo que pertenece a Pont de Suert y puerta de entrada a la Vall del Noguera de Tor, cuyo nombre procede del castillo medieval, hoy en ruinas, en la cumbre del cerro que domina el pueblo. Durante muchos años fue un contrapoder ante los barones de Erill, que nunca llegaron a tener el dominio. A poca distancia se encuentra la ermita de Mare de Déu del Remei. La siguiente población es Llesp también agregada a Pont de Suert , cuya presa veremos antes del desvío a la población. En Llesp se encuentra la iglesia de Sant Martí.
Entramos ya en Cóll (1.180 m. alt.) primera población de la Vall de Boi, desde donde puede verse en la lejanía el embalse de Cardet y Barruera. Su iglesia parroquial de Santa Mª (PMH) perteneció a un antiguo monasterio benedictino. Hacia el este Sarais cuyo núcleo principal está abandonado quedando solo dos casas habitadas cerca del río. De la iglesia parroquial de Sant Llorenç, solo resta en pie un fragmento del ábside inserido en un edificio posterior. Seguimos ascendiendo hasta Cardet, a 1.200 m de altitud desde donde se divisa buena parte del valle. Su iglesia parroquial está dedicada a Santa Mª. (PMH). Levantada en un fuerte desnivel, la puerta prerománica está en un nivel más alto que la base de la nave, por este motivo se aprovechó para construir la cripta debajo del presbiterio. El campanario en forma de espadaña de tres ojos es único en esta zona. Dentro se conserva un retablo barroco y la copia del frontal del altar.
Nos recibe Barruera, situado en el centro y al fondo de la Vall de Boi, la principal vía se encuentra en la misma carretera, donde se sitúa el Ayuntamiento del municipio. Destaca la iglesia parroquial de Sant Feliu (PMH) y la de Sant Salvador, que se encuentra elevada 400 m. sobre el pueblo. A ella se llega tras una hora y media de fuerte subida, por un camino que bordea el barranco de San Salvador. Desde aquí podemos llegar a Durro (1.386 m. alt.), del que se dice que es el pueblo mejor guardado del valle y el que más preserva su identidad. Aquí podemos admirar sus casas de piedra y calles empinadas que mantienen la estructura de pueblo medieval. La iglesia parroquial fue dedicada a la Nativitat (Natividad) (PNH), al sur del pueblo está la ermita de Sant Quirc (PMH).
Podéis desayunar en Barruera, frente a la iglesia de Sant Feliu, en el hostal Casa Milagros. Aquí degustaréis su carne a la brasa u otros platos de montaña y como colofón unos postres de la casa excepcionales. Todo ello a cargo de su propietaria. Como en casa.
Proseguimos el viaje hasta Erill la Vall (1.240 m. alt.) elevada sobre la carretera y en el centro del pueblo la iglesia de Santa Eulalia (PMH). De ella podemos distinguir su cabecera en forma de trébol que consta de un abside y dos absidiolos laterales; el Descendimiento de Cristo del s.XIII en un grupo de tallas románicas policromadas, hoy se encuentra entre el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) y el Museo Episcopal de Vic; la torre de seis pisos con decoración lombarda construida años más tarde; y el pórtico con arcos de medio punto descansando sobre columnas. Al lado de la iglesia se encuentra el Centro de Interpretación del Románico. En el paraje de las Bordes d’Erill se pueden ver los restos del ábside y de parte de la nave de la iglesia de Sant Cristòfol.
Unos quilómetros en dirección norte encontraréis el desvío a Boi. Pero siguiendo por esta misma carretera podréis llegar hasta el Balneario de Caldes de Boi (1.470 m. de alt) a la derecha del Noguera de Tor. Con numerosas fuentes de aguas mineromedicinales que le han dado nombre. Ya en la época romana existían en este lugar unas termas donde los peregrinos paraban a tomar las aguas. En la Edad Media se construyó una capilla de la Verge de Caldes y en el s.XVIII se levantó el Santuario. Al llegar la carretera, construyeron una planta embotelladora que fue sustituida más tarde por la actual. Dos establecimientos hoteleros completan la oferta turística. Desde aquí se pueden visitar los lagos de Gémena – dos espejos que reflejan las montañas – los Estanys Gelats (Lagos Helados) y los más preparados llegar hasta el Besiberri Sur. Hasta los lagos son 8 km. y 700 metros de desnivel, poir un camino bien señalizado.
Más información de los Lagos de Gémena
Dejamos el Balneario y seguimos la carretera hasta llegar al aparcamiento del pantano de Cavallers (1.570 m.) en el Parc Nacional d’Aigüestortes. Debido a la depresión del terreno la presa se ve inmensamente grande, agobiante, sobre todo si aparcáis al pie. Desde Cavallers se pueden realizar recorridos de alta montaña por los caminos que ascienden al interior del parque, hasta la cascada de Riumalo o el Estany Negre. Hay itinerarios de diversa duración donde admirar los maravillosos paisajes de la zona. Los más expertos pueden realizar ascensiones a 3.000 m. como la del Montardo (2.833 m.), el Besiberri Norte (3.014 m.), el Besiberri Sur (3.017 m.) o el Pico de Comaloformo (3.033 m.)
Boi es una población elevada a la izquierda del Noguera de Tor, en el centro de La Vall de Sant Martí. Nos presenta un casco antiguo amurallado, levantado con roca del lugar, aprovechando los mismos edificios e incluso el castillo, hoy en ruinas, y la iglesia de Sant Joan (PMH). En el interior en funciones de iglesia parroquial encontramos la capilla de la Mare de Deu del Roser, más allá de la población los restos de la iglesia de Sant Pere de la que hay un frontal del altar dedicado a Sant Pedro en el MNAC en Barcelona. Desde Boi podéis visitar el Parque Natural d’Aigüestortes, el único Parque Nacional de Catalunya. Detrás de la iglesia se encuentra la compañía de taxis, únicos autorizados para penetrar en la zona reservada, para aquellos que queráis hacerlo andando hay un aparcamiento justo en la barrera de acceso. Los jeeps todo terreno os llevarán hasta donde comienza el camino que recorre los meandros (aigüestortes) del rio. Podéis acceder a circuitos de más o menos dificultad y duración, hay uno adaptado para minusválidos. Si queréis podéis comer un pic-nic en algún lugar del recorrido, siempre que os llevéis los restos con vosotros. Consultad los horarios de los taxis antes de salir.
Si a la vuelta deseáis comer, podéis hacerlo en el restaurante del Hotel Pey, frente a la terminal de taxis y de la oficina de turismo, donde degustar sus tapas o tomar el menú o la carta. En nuestra visita pudimos apreciar la calidad de sus platos, una “ensalada de lechuga de roble con queso rulo de cabra gratinado con miel sobre jamón y tomate, aliñado con vinagreta de miel “ y “carrilleras de ternera con peras al vino”, excepcionales. El personal es atento y servicial.
Recorriendo unos pocos quilómetros nos elevamos sobre Boi hacia el este llegando a Taüll. Allí se edificaron las iglesias de Sant Climent (PMH), Sant Martí (desaparecida por un alud y de la que se conserva una parte de los ábsides), y Santa Mª (PMH). Normalmente del arte románico de la zona solo se pueden visitar Sant Climent y Santa Mª. Curiosamente las torres de las iglesias de Sant Climent de Taüll, la de Sant Joan de Boi y de Santa Eulalia de Erill están alineadas, aunque la opinión más aceptada es la defensiva, otra hipótesis sugiere que la linea recta que une las tres torres está orientada hacia el punto geográfico donde se localiza Roma. Podemos seguir ascendiendo hasta el Pla de l’Ermita zona residencial edificada para promocionar las pistas de esquí. Al lado de este complejo está la Ermita de Sant Quirc (Bien Cultural de Interés Nacional) de una sola nave. Cerca de esta ermita se puede visitar el Hàbitat Pastoral de les Costes, un conjunto de restos medievales posiblemente datables en el s.X. Consta de un conjunto de ruinas de planta rectangular, al parecer unas construcciones de uso estacionario utilizadas en verano y otoño para pastar los rebaños.
Saliendo de Taüll en dirección al Pla de l’Ermita, por encima de la carretera podréis encontrar El Fai, restaurante que ofrece un menú del día, un menú especial y carta. A destacar la ternera ecológica estofada o el filete y entrecot a la brasa. Su “escudella” (cocido), uno de los platos más antiguos de la cocina catalana, es excelente. Desde el restaurante las vistas de la Iglesia de Sant Climent de Taüll, del pueblo de Taüll y del Valle son inmejorables. Trato familiar y buena relación calidad precio. Un poco más allá, a pie de carretera, el restaurante El Caliu, sus especialidades de pato, pollo de corral, ternera, jabalí componen las sugerencias de la carta. Son muy recomendables el “magret de pato con salsa de arándanos” o el “civet de jabalí”. Buen servicio y materia prima excepcional.
Os presentamos una celebración popular de la Vall de Boi, “correr las fallas”, que es la gran fiesta del fuego, tradicional desde tiempos remotos en la comarca de la Alta Ribagorça, relacionada con el solsticio de verano y con el culto al sol. Para correr las fallas, se preparan talando pinos altos y bastante frondosos que plantan en un lugar elevado y visible de la montaña, llamado “faro”. Antes de oscurecer, en la noche de la bajada de las fallas, se sube hasta este punto. Primero se merienda, después ya de noche con ellas encendidas se empieza a bajar, andando en el primer tramo en pendiente y luego corriendo hasta el pueblo. Allí junto a los músicos se recorren las calles y finalmente se encienden con ellas una hoguera. La primera bajada es la de Durro, con la fiesta de San Quirçe, a mediados de junio. Es la noche de Sant Joan se bajan las de Barruera y Boí. A principios del mes de julio se corren fallas en Erill la Vall y las últimas son en Taüll, a mediados de julio.